Nunca seré condenado, estoy libre de toda condenación para siempre.
(Romanos 8:1)
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
(Romanos 8:2) Al tener al Espíritu Santo , El me da el poder vencer mi tendencia a pecar.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
(Romanos 8:28) Todas las cosas que me suceden están preparadas por Dios para mi supremo bien.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
(Romanos 8:33) Nadie me puede acusar porque Dios mismo me declaró justo por los méritos de Cristo. Jesús además está siempre intercediendo por mi.
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
(Romanos 8:34)
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
(Romanos 8:35) Nada me puede separar del amor de Jesús por mí.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
(2 Corintios 1:21) Dios me ungió con el Espíritu Santo y me selló como propiedad suya.
Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios,
(2 Corintios 1:22)
el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.
(Efesios 1:13)
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
(Efesios 1:14)
que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
(Colosenses 3:3) Estoy escondido con Cristo en Dios.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
(Filipenses 1:6) Confío que Dios que comenzó su obra en mí la irá perfeccionado y me guardará hasta que esté en el cielo con El.
estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
(Judas 1:24)
Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría…