TRES ANÉCDOTAS:

1. Cuando recién me convertí a Cristo iba a la escuela dominical y el maestro no enseñaba muy bien y no conocía mucho al Señor y yo pensaba que debía hacerlo de otra manera, y Jesús me dijo ¿y porqué no lo haces vos? ¿Por qué no enseñas vos? Y entonces comencé a enseñar la palabra de Dios en una reunión casera y lo seguí haciendo hasta ahora.

2. Cuando conocía a mi futura esposa pensé ¡que buena es esa chica! Me gustaría que se case con alguien que la haga feliz, ¡estoy seguro que la van a hacer sufrir!

y Jesús me dijo ¿y porqué no te casás vos con ella? Eso me sorprendió y al tiempo me casé con ella.

3. Cuando estaba en las reuniones de la iglesia y veía a mi Pastor que sinceramente hacía cosas que ahuyentaban a la gente, como hablar a favor de un partido político, hacer la ofrenda de una manera que no agradaba a la gente, hablar de un equipo de futbol y en contra del otro y muchas cosas más… yo pensaba ¡eso se debería hacer de otra manera, porque produce que la gente se vaya! Y Jesús me dijo ¿y porqué no lo hacés vos? Y entonces me hice Pastor.

Si hay una necesidad ¡cúbrela!

Tal vez te quejes de algo en la iglesia ¡Suple tu esa necesidad! Dios te dio ese don para que lo utilices, no para que mires desde “la tribuna” y critiques en tu corazón. (Y menos lo digas a otras personas).

Una persona había estudiado Administración de empresas y los Pastores de una iglesia eran muy buenos pero no sabían como organizarla y lo estaban haciendo mal. Esta persona criticaba la falta de organización hasta que Jesús le dijo ¿y por que no la organizas vos? Y entonces en ves de criticar se ofreció para organizarla y la Iglesia mejoró en gran manera.

Saque sus propias conclusiones.

Predicador Gustavo Isbert.

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