Versículos de Poder, Sanidad y Milagros.

(Hechos 1:8)

pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

(Hechos 2:4) Lo recibieron. Y nosotros también si tuvimos la misma experiencia.

Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

(Mateo 22:29)

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.

(Lucas 9:1)

Habiendo reunido a sus… discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades.

(Hechos 9:34)

Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y en seguida se levantó.

(Hechos 3:6)

Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.

(Marcos 16:17)

Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;

(Marcos 16:18)

tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

(Marcos 16:20)

Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.

(Hechos 19:11)

Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo,

(Romanos 15:18)

Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras,

(Romanos 15:19)

con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo.

(Romanos 15:20)

Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio.

(Hechos 14:9)

Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado,

(Hechos 14:10)

dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo.

(Lucas 9:2)

Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.

(Lucas 10:19)

He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

(Hechos 16:18)

Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.

(Mateo 17:20)

Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.

(Lucas 17:6)

Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.

(Hechos 8:5)

Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.

(Hechos 8:6)

Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.

(Hechos 8:7)

Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados;

(Hechos 8:8)

así que había gran gozo en aquella ciudad.

(Hechos 19:6)

Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.

(Hechos 28:5)

Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció.

(Hechos 28:8)

Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó.

(Hechos 28:9)

Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados;

(Santiago 5:14)

Si alguno está enfermo, que llame a los ancianos de la iglesia, para que oren por él y en el nombre del Señor lo unjan con aceite.

(Santiago 5:15)

Y cuando oren con fe, el enfermo sanará, y el Señor lo levantará.

(Santiago 5:16)

Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para ser sanados. La oración fervorosa del justo tiene mucho poder.

(Santiago 5:17)

El profeta Elías era un hombre como nosotros, y cuando oró con fervor pidiendo que no lloviera, dejó de llover sobre la tierra durante tres años y medio.

(Hechos 14:3)

Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios.

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