VIVA ESTA REVELACIÓN Y EXTIENDA CON CRISTO EL REINO DE DIOS SOBRE LA TIERRA.

(Lucas 17:20-21)

Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El Reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el Reino de Dios está entre vosotros.

La humanidad y la voluntad de Jesús estaban totalmente sometidas a la voluntad del Padre (por decisión propia) y Jesús estaba totalmente disponible para El.

También estaba lleno del Espíritu Santo y era guiado y controlado por el Espíritu de Dios.

Jesús actuaba en el poder del Espíritu Santo y no en su poder (al igual que podemos hacer nosotros) Lucas 4:1,14; Juan 5:19; Juan 5:30; Juan 6:38.

A través de Jesús, Dios comenzó a restablecer su Reino en la tierra.

En Jesús comenzó la conquista de este mundo arrebatando el territorio y las personas al diablo.

Si nosotros ofrecemos nuestras vidas y nuestros cuerpos de la misma manera que lo hizo Jesús, entonces el Espíritu Santo puede actuar a través nuestro como lo hizo con El y El trabajará a través de nuestro cuerpo de la misma manera que trabajó El (Jesús) para demostrar con el poder del Espíritu Santo la presencia del Reino de Dios en la tierra. Efesios 5:18; Hechos 1:8; Hechos 2:4; 1 Corintios 2:4.

El Reino de Dios está en nosotros por la presencia del Rey Jesús y del poder de su Espíritu que habita en nosotros desde el momento de nuestra conversión o nuevo nacimiento. 1 Corintios 3:16; Romanos 8:9. Y además hemos sido Bautizados o llenos del Espíritu Santo. Hechos 1:5; 1:8; 2:4; 19: 6.

Dejemos que Jesús continúe su obra de la extensión de su Reino a través de nosotros.

(1 Juan 3:8)

Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.

(Hechos 10:38)

Ustedes saben…cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Así está Jesús con nosotros ¡Ahora! Mateo 28:20; Marcos 16:20

Y en nosotros Gálatas 2:20; 2 Corintios 13:5.

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